La historia real del crimen de Lucía Garrido, la testigo incómoda de la «finca del mal»

G.V. REDACCIÓN

SOCIEDAD

Imagen de archivo de Lucía Garrido y Manuel Alonso
Imagen de archivo de Lucía Garrido y Manuel Alonso .

RTVE Play estrena la segunda parte de «Lucía en la teleraña». La premiada serie enfoca su continuación en la repetición del juicio de un crimen con múltiples tramas. Lucía Garrido fue asesinada en el 2008 en un terreno sobre el que planeaban el tráfico ilegal de animales, la ocultación de drogas y la corrupción policial

28 abr 2024 . Actualizado a las 13:06 h.

Era 30 de abril del 2008. Lucía Garrido era brutalmente asesinada en una finca llamada Los Naranjos en Alhaurín de la Torre, en Málaga. Tenía 48 años y apareció flotando en la piscina de la propiedad de su exmarido, Manuel Alonso, del que llevaba unos años divorciada. Él custodiaba allí animales exóticos decomisados por la Guardia Civil.

Así empezaba uno de los casos más complejos de la reciente historia criminal que RTVE Play ha llevado a la pantalla. Este lunes 29 de abril se estrena la segunda parte de la premiada serie documental Lucía en la telaraña. 

La nueva entrega del true crime estará centrada en la repetición del juicio.

La infinita telaraña

La muerte de Lucía no fue un accidente. Aunque su cuerpo apareció flotando en la piscina de su expareja, no murió ahogada. Su cadáver presentaba signos de violencia, como fuertes golpes en la cabeza y un corte en el cuello, y la autopsia reveló que en realidad fue estrangulada.

La investigación comenzó de inmediato, pero cayó en entramado que a la Justicia le costó 15 años desenmarañar.

Lucía y Manuel eran una pareja con una larga relación, tuvieron una hija - que era la ilusión de su vida- y en 1996 empezaron a construir Los Naranjos. «Vivían bien, la recuerdo feliz», decía su hermana Rosa (que murió en el 2020) en la primera entrega del documental.

Lucía dedicaba su vida a llevar el papeleo de la empresa que estaba enfocada en la cría de perros. También se dedicaba a cuidar de los animales, pero poco a poco el negocio empezó a cambiar. El Seprona empezó a llevar a aquella finca malagueña animales exóticos para que los atendiesen. De tigres a leones, pasando por monos... allí había de todo. En los periódicos el lugar fue definido como «El arca de Noé». Para los agentes de la Guardia Civil era normal llevar allí a los diferentes ejemplares. Realmente era un lugar de recepción de las diferentes especies, con las que se hacían negocios.

De este modo, Los Naranjos se convirtió en un foco de corrupción a nivel policial e institucional bajo el paraguas de convertir ese lugar en el mayor centro de recepción de animales exóticos de toda Andalucía. 

El cambio de Lucía

Tras años de la que parecía una relación ideal, Lucía empezó a cambiar. «Dejó de tener contacto con nosotros, la estaba aislando». Eso es lo que asegura la hermana de Lucía en el documental. De repente la relación con ella cambió, estaba sufriendo malos tratos mientras que su pareja mantenía relaciones con otras mujeres. «Lucía esta aterrorizada», decía Rosa Garrido sobre su cambio. Un miedo que la víctima llegó a compartir con su doctora, que también da testimonio en la grabación de RTVE.

La pareja rompe su relación y Manuel le pide que se vaya de Los Naranjos. La finca se convierte así en el principal foco de enfrentamientos, pero el juez concede en el 2006 el uso y disfrute de la vivienda a Lucía y a la hija de ambos, Sara.

Todo esto provocó que Manuel fuese el primer sospechoso cuando el cuerpo de Lucía aparece en la piscina dos años después. La expareja de Lucía vivía cerca y sí tenía permitido acceder a la finca para poder gestionar su negocio. La víctima le contó a su hermana Rosa que su ex la amenazaba para que dejase el domicilio familiar. Y es que Lucía ya no era bienvenida donde se hacían negocios. La expareja de Manuel se convirtió así en un testigo incómodo. Ella sabía demasiado y vivía en el lugar en el que él hacía sus tratos turbios. «Ella estaba aterrorizada. Salía de su casa y dejaba a la niña dentro, y miraba en la finca que no hubiera ningún tigre suelto», explicó su hermana Rosa. Y es que en la finca, además de la custodia de animales, se realizaban presuntas actividades de tráfico ilegal de especies, e incluso presuntas ocultaciones de drogas. El laberinto fue de tal calado que incluyó la corrupción policial.

Antes las peleas y amenazas de Manuel, Lucía pidió una orden de alejamiento, pero de nada sirvió. 

Los hechos

 El 30 de abril, Lucía Garrido aparece muerta en la piscina. Aunque la Guardia Civil barajó un suicidio, la familia tenía claro que había sido víctima de un crimen. 

El juicio se celebró en el 2019. En el banquillo, su exmarido, Manuel Alonso, considerado el autor intelectual del asesinato. Junto a él, Ángel Vaello, un delincuente habitual miembro de un clan conocido como «Los niños de Fuengirola», al que se apuntó como autor material.

Todos indicaba que, ante la presencia de Lucía en la finca como testigo de actividades ilegales, Manuel y Ángel se aliaron para acabar con ella.

Ambos se sentaron en el banquillo y salieron absueltos en un proceso con jurado popular, pero el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía obligó a repetir el juicio en el 2020 por irregularidades en el proceso.

La Fiscalía pedía para Alonso 25 años de cárcel y 23 y medio para Vaello, pero la sentencia no llegó hasta noviembre del 2023: su exmarido fue condenado a 24 años de prisión y el autor material a 22.

Se consideró probado que ambos planearon el asesinato de Lucía. Que el exmarido le prestó al sicario «ayudas decisivas para la planificación, preparación y ejecución del crimen» semanas antes de los hechos. Incluso que Manuel le dio a Ángel una llave para poder entrar en la finca. Alonso sacó además de la finca a dos mastines que tenía sueltos para así allanarle aún más el terreno. Fue así como el autor material esperó a la víctima y la atacó por la espalda cuando abría la puerta de su casa.

Manuel Alonso intentó escapar de su propia telaraña, alegando con unas facturas que él había estado en Cádiz el día del crimen. No le sirvieron como excusa. No contaba en su plan con que el asesino en Los Naranjosla llave que le dio Manuel señalando así a ambos: había ADN.

El caso se cerraba hace apenas cinco meses. Atrás quedaba «la finca del mal», escenario de la muerte del Lucía, y una telaraña de sufrimiento de 15 años para su familia. 

Los otros casos

El entramado del crimen de Lucía Garrido es tal que parece que siempre hay cabos sueltos. Manuel fue detenido en el 2010 en una operación antidrogas junto con el teniente Valentín F., jefe de la EDOA, el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas de la Costa del Sol, que había supervisado el caso de Lucía, pero también el de los colombianos. ¿Qué es elo crrimen de los colombianos? Pues solo solo año y medio después del asesinato de Lucía, el 25 de abril del 2009, Manuel mató en su finca a dos intrusos que entraron en la propiedad en plena noche. Los hizo supuestamente para defenderse.

El exmarido de Lucía salió absuelto porque según el tribunal disparó en legítima defensa, pero tanto él como el Guardia Civil fueron condenados por tráfico de drogas. La pregunta siempre la misma, ¿qué relación hay entre el caso de Lucía y los colombianos?