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David Mariño: «Vendo o barco porque é unha ruina. O mar está tan mal que todo o mundo quere escapar»

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

SOMOS MAR

Barco Gaviota
Barco Gaviota

Goteo en la venta de barcos del cerco en Portosín por la baja rentabilidad de la pesca

12 may 2024 . Actualizado a las 19:47 h.

La difícil situación por la que atraviesan el sector pesquero y marisquero lleva a muchos profesionales del área de Barbanza a desprenderse de sus embarcaciones, hasta el punto de que personas vinculadas a la actividad hablan de un desmantelamiento encubierto y todos coinciden en afirmar que, de haber ayudas para desguaces, el 80 % de la flota desaparecería. Este goteo de venta de barcos por la baja rentabilidad de la pesca está golpeando duramente al cerco de Portosín, el puerto de referencia en Galicia de esta flota.

Entre los nuevos anuncios colgados en portales de internet sorprende ver el nombre del Romina Segundo, un cerquero perteneciente a una familia históricamente vinculada a la pesca en la localidad. La embarcación se encuentra actualmente en el Cantábrico, participando en la costera de la anchoa. El armador, Abel Carreño, lo es asimismo de otro cerquero, el Segundo Romina, que también está en el norte.

Explica que la falta de relevo generacional, «no hay gente que te pueda llevar el barco», la escasez de cuotas y el bajo precio del pescado frente a los gastos crecientes en las embarcaciones motivan la decisión. Señala que «el mar, tal y como está ahora estresa mucho y estar cargo de dos embarcaciones resulta complicado.

Abel Carreño describe las dificultades del sector para desarrollar su actividad: «Si falta la anchoa, temblamos todos. La sardina no vale y dejan coger poca, el jurel está cerrado en el norte y el reparto de cuota en la campaña de la caballa fue un desastre.

Su objetivo es traspasar toda la cuota del Romina Segundo al otro barco, advirtiendo sobre la situación que se está dando: «Ahora nos dedicamos a negociar para comprar cuota para poder capturar pescado».

Sabe que cada vez son más quienes buscan desprenderse de las embarcaciones, incluso plenamente operativas como la suya, pero recalca que «nadie se mete a comprar un barco tal y como están las cosas». El suyo tiene un precio de 700.000 euros, pero Abel Carreño es consciente de que será difícil darle salida, aunque subraya que «hace dos o tres años pagarían un millón».

Otros dos pequeños

Y si el armador de un cerquero de 26 metros de eslora preparado para que doce tripulantes afronten la campaña en el Cantábrico dice que «van a acabar con el sector del mar», quienes poseen embarcaciones más pequeñas aseguran que no pueden sobrevivir faenando en aguas de la zona.

Otros dos cerqueros, en este caso de entre 13,5 y 15 metros, también están en venta en Portosín. Se trata del Halcón, cuyo propietario asegura que «Non están ben as cousas para os barcos pequenos» y del Gaviota, de David Mariño.

Este último asegura que «Véndoo porque é unha ruína. O mar está tan mal que todo o mundo quere escapar».

Con más de cuarenta años de ejercicio de la actividad, David Mariño señala que «o peixe cada vez vale menos e o papeleo non deixa de aumentar. Cada vez hai que cumprir máis requisitos e os gastos non deixan de subir».

Isaac Gaciño, patrón mayor de Portosín
Isaac Gaciño, patrón mayor de Portosín

La falta de jurel y las limitaciones para capturar otras especies ponen cuesta arriba el ejercicio de la actividad de las embarcaciones más pequeñas, algo sobre hace tiempo que viene alertando el patrón mayor, Isaac Gaciño. El dirigente que las dificultades hacen muy difícil mantener económicamente los barcos y a las tripulaciones.

De hecho, los barcos con mayor eslora de Portosín aprovechan todo lo que pueden la campaña de la anchoa, una especie que se ha convertido en su tabla de salvación porque, manifiesta el armador Abel Carreño, «no hay más especies».

Sin embargo, tampoco esta temporada está resultando demasiado buena: «No hay fuerza de pescado, no hay cantidad», indica Carreño. Además, subraya que el precio tampoco está siendo bueno, al pagarse a un euro el kilogramo.

A la escasez de pescado que están detectando los profesionales se une el hecho que muchas jornadas no han podido salir a faenar debido al mal tiempo que, indican, tampoco concede una tregua: «Cada día viento, marejada y las aguas están muy frías. Posiblemente esta haya sido la mejor semana», manifestaba ayer Abel Carreño.