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El sueño europeo del sector pesquero: un comisario solo para Pesca que revise normas imposibles y defienda la flota

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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Cepesca trasladará a los partidos políticos que concurren a las elecciones europeas las prioridades de la industria del mar

09 may 2024 . Actualizado a las 08:22 h.

Por muy lejos que quede de Camariñas o Bueu, midiendo en coordenadas pesqueras Bruselas esta mucho más cerca de los kilómetros que marca Google Maps. Tanto o más que Madrid. Allí se lleva el timón de la política pesquera común y de los despachos de la capital belga emanan dictados que impactan directamente en un arrastrero de Gran Sol de A Coruña, en un pincheiro de A Mariña, en un cerquero de Sada y hasta en un rañeiro de Arousa. Por eso el sector pesquero es uno de los que más se juegan con la renovación del Parlamento Europeo en junio. Y por eso la patronal del sector, Cepesca, no ha dudado en expresar a los partidos políticos sus deseos para el próximo mandato. Así, en la ronda de contactos que mantendrá con las distintas formaciones que se concurren a los comicios les comunicará su sueño: «Un comisario específico que defienda los intereses de las flotas de la UE, trabaje por evitar la competencia desleal de terceros países, por reducir la complejidad administrativa que ahoga al sector pesquero, y por políticas y acciones concretas que, entre otras cosas, estimulen el relevo generacional y el consumo de pescado».

Cepesca cree que se ha llegado a un punto en el que Europa debe tomar una decisión: si quiere tener una flota propia o subcontratar a terceros países el abastecimiento de pescado a sus ciudadanos. Ahora bien, pone el foco en que la segunda opción significa renunciar a la soberanía alimentaria y, dado el contexto de inestabilidad geopolítica e incertidumbres, no siempre está garantizado el correcto engranaje de la cadena de suministro para que Europa pueda disponer de «una de las proteínas de mayor calidad para el ser humano».

Desde luego, a una flota como la española, que en cálculos de Cepesca genera el 20 % de la producción pesquera total de la UE, es líder tanto en volumen (765.237,25 toneladas en el 2023) como en facturación global (1.790,29 millones) en primera venta, y genera un valor añadido que supera los 10.000 millones, no le importaría seguir. Claro que, para eso, Bruselas tendría que dejar de sentirse acomplejada por su sector y pasar a sacar pecho por su buen hacer pesquero. A eso ayudaría poner al frente del despacho a una persona que se ocupe solo de Pesca, sin competencias de Medio Ambiente, como ahora, así como una vicepresidencia ejecutiva de soberanía alimentaria. Y que ambos trabajen «para consolidar un sector pesquero europeo fuerte, adaptable y resiliente a los cambios, para conseguir un equilibrio entre la protección de la biodiversidad, el uso sostenible de los recursos pesqueros y la soberanía alimentaria».

El Pacto Verde frente a la Transformación Azul

Cepesca trasladará a los partidos políticos la paradoja que se da al estar los pescadores, «presionados y acorralados por la obsesión verde europea» al tiempo que la FAO, la Agencia de la ONU para la Agricultura y la Alimentación, apuesta por una Transformación Azul en la que «los alimentos acuáticos» son clave para mejorar la nutrición del mundo y paliar deficiencias en materia de seguridad alimentaria.

Entre las cuestiones que se deben abordar por parte de la próxima Comisión está la «revisión quirúrgica» de la política pesquera, para poner en equilibrio los tres pilares de la sostenibilidad, revisar normativas inviables, como la obligación de desembarque, y reducir la burocracia. También es importante aplicar las cláusulas espejo a las importaciones de pescado, exigiendo los mismos estándares que se piden a los comunitarios, para lo que apuestan por una euroetiqueta para los productos pesqueros. Y es esencial no poner a la flota más zancadillas de las necesarias, como por ejemplo las 87 vedas a artes de fondo en el Atlántico, que se deben de revisar porque se tomaron sin disponer de datos científicos. Ahí está que Bruselas debe dejarse de seguir los cantos de sirena de los conservacionistas y guiarse por la ciencia y los estudios de impacto socioeconómicos.

Una descarbonización de la flota con plazos realistas y derribando limitaciones sin sentido, como la de no poder ampliar los barcos sin aumentar la capacidad, ayudarían también a sentar las bases para un sector pesquero comunitario rentable y atractivo. Tanto es así, que ya no habría problemas para encontrar relevo generacional. Ahora bien, hasta llegar a ese punto convendría facilitar «la plena circulación de los trabajadores europeos de la pesca en la UE, convalidando los títulos expedidos en los Estados miembros», facilitar la contratación de extranjeros y desarrollar programas educativos de FP dual.