La frase que ya se repite en las librerías gallegas: «¿Cuándo llega otro 'Policán'?»

Ollalla Sánchez

FUGAS

Bibliotecarios y libreros confirman el furor infantil por los cómics de Dav Pilkey. Su traductora, Xohana Bastida, razona su éxito

10 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«En esta librería no es que figuren entre los libros infantiles más vendidos, es que ya están, en general, entre los diez con mayor salida. El furor por la saga se desató desde el primer título, y van once. Entre los niños hay un constante runrún sobre cuándo va a salir la siguiente aventura y, al enterarse de que está próxima, vienen a reservarla, hasta mes y medio antes», señala Adriana Otero, desde Cronopios Pontevedra, una de las librerías donde Policán (SM), la saga de cómic creada por el estadounidense Dav Pilkey, no cesa de sumar seguidores. La divertida serie llegó a España en el 2017 y roza los 300.000 ejemplares vendidos. Un éxito que no solo se traduce en ventas. En bibliotecas gallegas están entre los libros infantiles más prestados, con sucesivas fechas de devolución. En la Biblioteca Pública Ánxel Casal, de Santiago, el último tomo, Veinte mil pulgas de viaje submarino, llegó en noviembre del 2023, y ya casi no estuvo libre.

La saga se popularizó después de que el autor hubiese convertido en superventas Capitán Calzoncillos, una colección previa en la que dos chavales creaban, por accidente, un superhéroe con calzones de poderes elásticos. En Policán, esos niños son también los supuestos autores de las historias, protagonizadas por un policía, mitad humano, mitad perro, que combate el crimen y desata carcajadas al no poder controlar sus instintos más caninos. Acompañado de personajes como un gato, de inicio malvado, pero que se enternece al crear un clon suyo, un bondadoso gatito del que será su padre, la serie avanza y se retroalimenta entre villanos y situaciones rocambolescas y muy graciosas.

«Creo que Pilkey ha logrado crear un mundo literario propio y coherente. Es muy divertido, pero, en el fondo, habla de cosas serias, y esa es una de las claves del éxito. De una forma comprensible para los niños, pero no simplista, apelando a su inteligencia, hablándoles de tú a tú, expone de forma atractiva asuntos que les interesan. En Capitán Calzoncillos enfocaba, siempre a través del humor, la crítica a una forma más rutinaria o autoritaria de enseñar, algo que él pudo sentir», afirma Xohana Bastida, de padre gallego, la traductora de la saga, aludiendo a la niñez del autor, de la que él habla. Él padeció trastorno por déficit de atención e hiperactividad y dislexia, y recuerda que le costaba concentrarse en clase, siendo castigado al pasillo. Fuera del aula, ideó sus cómics.

De niños a adultos

«En Policán noto evolución personal, tratando ya, siempre de forma muy original, temas como la crianza o la relación padre e hijo. Pilkey es magistral entrelazando historias, siempre bienintencionadas, a pesar de ser también gamberras. Sus libros son incorrectos en las cosas en las que no importa serlo, como en asuntos escatológicos, pero demuestran su absoluta concienciación con temas importantes, como el problema de las fake news, que recogen», añade.

«Para mí, un libro infantil está realmente logrado cuando tiene distintos niveles de lectura. En Policán, con su lenguaje de tebeo, la horquilla de edad es tremenda, pudiéndolos leer niños de 6 años o adultos, y riéndose ambos. Los padres serán quienes reconocerán más el guiño que se hace en los títulos a grandes obras de la literatura», continúa Xohana. «Son cómics inspiradores, que fomentan la creatividad, incorporando fliporamas (dibujos que toman vida al mover las páginas) o mostrando cómo recrear a los personajes. Sé que muchos jóvenes hacen cómics por Policán», celebra la también editora.

«Veo la saga por librerías de todo el mundo. También, en papelerías de barrio, lo que denota que arrasó», admite, y deja entrever que su fin podría estar cerca. «Dicen que el tomo 12, aún por publicarse en España, podría ser el último... En el 2025 llegará la película de Policán. Pilkey sí seguirá con otra serie, El Club de cómic de Chikigato», avanza.

Sobre la traducción, clave, y apuntando seguir la estela de la realizada por Miguel Azaola en Capitán Calzoncillos, no niega su sello, como en las celebradas adaptaciones de canciones populares. En una, y con la reconocible rima del villancico La marimorena, introdujo la temática de la diarrea. «Al final todos tenemos presente el niño que fuimos», concluye riendo.