Luz sobre el triple asesinato de Chiloeches: detenido el exnovio que contó demasiado

G.V. REDACCIÓN /AGENCIAS

ESPAÑA

La Guardia Civil, en el chalé de Chiloeches el pasado 14 de abril
La Guardia Civil, en el chalé de Chiloeches el pasado 14 de abril EUROPAPRESS

Detenido un cuarto sospechoso de la matanza de una familia que tenía lugar en esta localidad de Guadalajara el pasado 13 de abril. Se trata de Cristian, el exnovio de Laura, la hija mayor de la familia, y una de las asesinadas. Aunque el joven tenía una orden de alejamiento de la víctima, la expareja mantenía el contacto y pudo compartir datos clave en el robo que acabó en matanza. Los ojos de la investigación siempre estuvieron sobre él

30 abr 2024 . Actualizado a las 17:32 h.

Las miradas de los investigadores nunca se despegaron de él. Desde el primer momento sobrevoló la sospecha de que los asaltantes del chalé de Chiloeches manejaban mucha información sobre la familia y sobre cómo era su vivienda. ¿Por qué entrar en la casa de los Villar Fernández? ¿Cómo sabían que había objetos de valor?

La Guardia Civil detenía en las últimas horas a una cuarta persona por este triple asesinato, que tenía lugar en este pueblo de Guadalajara el pasado 13 de abril, y que terminaba con tres víctimas mortales: los padres, Ángel y Elvira, de 52 años, y su hija Laura de 22.

El último es precisamente el exnovio de la joven, Cristian Borja, que a su vez es primo de David, otro de los arrestados. 

Cristian ha sido detenido como presunto inductor del robo con violencia que acabó de la forma más trágica. Además, a las pocas horas del crimen se supo que el joven tenía una orden de alejamiento de Laura por violencia machista aunque, según informa Colpisa, seguían manteniendo la relación. Los jóvenes exhibían fotos juntos y a menudo en actitud amorosa en sus respectivas redes sociales.

Cristian fue enviado a prisión, comunicada y sin fianza, tras prestar declaración ante el juzgado de instrucción encargado del caso.

¿Qué pasó en Chiloeches?

Un incendio en una vivienda ponía en alerta a Emergencias en la madrugada del 13 de abril. Los bomberos acudían a un chalé de Chiloeches, en Guadalajara, para apagar un fuego y, sin embargo, acababan encontrando tres cadáveres. 

Eran la familia Villar Fernández casi al completo. Los padres, Ángel y Elvira, de 52 años, y su hija mayor, Laura de 22. Los tres habían sido cosidos a puñaladas. Su muerte nada tenía que ver con el incendio. Alguien se había ensañado con ellos pero, ¿todo eso solo para robar?

A las pocas horas, la Guardia Civil detenía a los tres primeros sospechosos. A Fernando P.S. de 23 años, como la persona que entró en la casa y terminó con la vida de la familia. A David, de 25 años, por haber esperado a Fernando en un coche frente a la vivienda (aunque se asustó y huyó solo).Y a Windy, una joven venezolana que tenía una relación con Fernando, como encubridora. 

La primera incógnita se resolvió a los dos días del crimen. Fernando reconoció haber matado a la familia porque le reconocieron. Él y sus compinches querían entrar en la casa porque sabían que había dinero, joyas y una colección de relojes de lujo del padre. Como los tres jóvenes pertenecían al entorno de Laura, —David, uno de los detenidos, es primo de Cristian, el ahora cuarto detenido- la familia identificó al asaltante y, aunque se resistieron a la agresión forcejeando, Fernando les cosió a puñaladas. A los padres los mató en su habituación. A Laura en las escaleras cuando trataba de huir. Elvira, la madre, tuvo incluso tiempo de llamar al 112, pero ya no había nada que hacer.

A pesar de haber planeado un robo, llama la atención que el joven de 23 años entrase en la casa pertrechado de dos machetes. Armas demasiado contundentes como para solo querer llevarse una colección de objetos de valor. ¿Pensó ya antes en acabar con ellos?

Además de las tres víctimas, en la casa aquella noche pudo haber una cuarta. Se trata de Yerai, el hijo pequeño, que también estaba en la vivienda. Él sí consiguió esquivar a su agresor encerrándose en su habitación y saltando por la ventana cuando este provocó el incendio para borrar sus huellas. 

David fue localizado de inmediato porque le grabaron unas cámaras de tráfico. Fernando y Windy fueron detenidos en un hostal donde se habían escondido y donde aún tenían parte del botín. Los tres pertenecían a la llamada «Mafia de Pioz», una localidad a solo 14 kilómetros de Chiloeches, donde vivían, y que que será eternamente recordada por otro crimen: el asesinato y descuartizamiento de otra familia en el 2016.

El papel del cuarto detenido

Aunque el caso sigue bajo secreto de sumario por orden del Juzgado de Instrucción número 4 de Guadalajara, ha trascendido que Cristian pudo presuntamente organizar el robo y supuestamente suministrar información a los demás miembros de la banda acerca de esos objetos de valor que Ángel y Elvira guardaban en su casa, como joyas y una colección de relojes. También les habría informado del nivel de seguridad de la vivienda, que se encuentra en una urbanización cerrada y tiene dos entradas con vigilantes. Al fin y al cabo, el joven había sido (o era todavía) pareja de la hija. No se descarta que ella misma contase alguno de estos datos a su expareja y a su pandilla y que ellos se valiesen de eso para acceder su problema al chalé.

En todo este crimen, hay otro dato que riza el rizo. Al parecer los amigos de Cristian habían contraído supuestamente una importante deuda que necesitaban pagar. Por eso, eligieron el chalé de Chiloeches. Sin embargo, el final ya es conocido y el crimen no fue perfecto. La familia se despertó, sorprendió a Fernando en el interior de la casa y llegó el baño de sangre.