La dirección del parque nacional pretende que el archipiélago se convierta en un icono turístico para Barbanza
24 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Un completo lavado de cara. Eso es lo que pretende llevar a cabo la Consellería de Medio Ambiente en Sálvora. Por eso, la Xunta, titular del paraje desde el 1 de julio, ha decidido iniciar los trabajos de rehabilitación de este emblemático archipiélago, según adelantó ayer el director del Parque Nacional Marítimo Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia, José Antonio Fernández Bouzas.
Las actuaciones se concentran en dos áreas. Por un lado, la reforma de la antigua fábrica de salazón de 1770, hoy conocida como O Almacén, y por el otro un estudio arqueológico completo de la superficie terrestre de la isla con el que se pretende recuperar los viejos caminos y posibles restos que pudiesen aparecer en sus 190 hectáreas de extensión.
El responsable del parque cifró en más de un millón de euros el desembolso para rehabilitar el que en su día también fue el pazo y la capilla de la familia Otero-Goyanes. La reforma empezará, según Fernández Bouzas, antes de que finalice este año.
Estudio exhaustivo
La actuación integral afectará a todas las estancias, incluidas las pías, lugar donde se salaba el pescado. Ya se realizó un exhaustivo estudio arqueológico del recinto y se prevé levantar el suelo para comprobar si existen más zonas donde se preparaba el pescado y que quedaron tapadas cuando la fábrica pasó a ser vivienda. En su interior aún permanecen una calesa y algunos muebles que tienen más de 150 años de antigüedad. El plazo para la finalización de los trabajos es de dos años, según el responsable del parque nacional.
El objetivo de estas actuaciones es convertir el archipiélago de Sálvora en un referente turístico similar al de las islas Cíes, pero preservando su riqueza marisquera, que representa el sustento económico de cerca de 220 productores de a flote adscritos a la Cofradía de Aguiño. «Hay que conservar y garantizar la sostenibilidad de Sálvora, sin olvidar que puede ser un icono del turismo barbanzano, y sin que eso entrañe un peligro para el ecosistema existente en la isla», apuntó José Antonio Fernández.